viernes, 15 de febrero de 2008

Javi, Javier y yo (2)

Deseando que la cita terminara seguimos caminando por la zona más centrica de mi barrio. Era sábado, al día siguiente era el día del padre y las calles y los negocios estaban atestados de compradores. Todos estaban apurados, nosotros no teníamos apuro pues no teníamos a dónde ir. Por eso fuimos por las calles más cerradas del barrio y fue cuando la cita se puso linda, por decilo de alguna manera. Dejamos atrás el quilombo propio de la ocasión y pudimos charlar en paz. De mil cosas, de la vida, de lo que ya habíamos hablado por chat mil veces, de todo. Cada tanto él metía alguno de sus comentarios fanfarrones pero la situación misma le restaba importancia.

Casi sin darnos cuenta llegamos a la estación y él se tenía que ir porque se estaba haciendo de noche y, recordemos, tenía un viaje largo hasta la casa. Nos despedimos y justo cuando se estaba por ir, se arrepintió y me pidió un beso. Dudé pero accedí, después de todo, no podía hacerlo viajar al pedo e histeriquear al final de la cita. Nos besamos y juro que fue el beso más horrible que alguien me dio. Me deserotizó por completo. Por un momento pensé que esa cita podía terminar en un lugar más privado que una esquina pero ese beso arruinó ese y todos los posibles encuentros con Javier.

Apuré "la cosa" y nos despedimos, ahora sí, de verdad. Me prometió que iba a volver a visitarme pero yo en lo único que pensaba era en sacarme de encima la sensación del beso asqueroso que me había dado. No lo logré sino hasta la noche, con otros labios, claro.
Después de esa vez, volvimos a chatear y él parecía haberse quedado encantado conmigo, pero yo no con él. Aunque ese encantamiento le duró poco, según parece, porque nunca volvió ni mencionó la posibilidad de hacerlo. Yo no me hice problema.

Un tiempo después empecé a salir con otro chico, bastante más grande que yo. Nunca llegamos a ser novios pero la relación parecía venir en serio, salvo por unos detalles que terminaron siendo verdaderos problemas. En un principio no sabía si contarle a Javier o no sobre este chico, esquivé el tema cada vez que pude (porque él me preguntaba si no estaba con nadie cada vez que podía) hasta que una vez, en un chat, después de mandarme una lista de todas las cosas que se había comprado en la última semana, de los aumentos de sueldo que tuvo y tendía y de cómo se iba a hacer millonario trabajando en un cyber, me preguntó cuándo nos ibamos a volver a ver. "Nunca", le dije, "estoy saliendo con alguien. Tengo novio, Javi"

No era mi novio, pero eso él no lo sabía. No dijo nada. Me preguntó un par de cosas como de dónde era, cuántos años tenía... se puso evidentemente celoso, la cercanía de esta nueva persona era una ventaja. Me dijo que era muy grande para mi pero que me deseaba lo mejor. Después de eso no hablé más con el, al poco tiempo hice limpieza en el messenger y él se fue con los contactos no deseados.

2 comentarios:

LGS dijo...

"hice limpieza en el messenger y el se fue con los contactos no deseados..."
Me ha pasado varias veces y pienso en como una acción tan sencilla propone un corte ante el único medio de comunicarse con alguien, comunicarse como antes, claro.
Gracias x pasar x mi blogg.

A!

Silvina dijo...

Qué feo es cuando no podés dejar de pensar en cuándo va a terminar esa cita!! Mucha incomodidad en el ambiente... y sobretodo me parece más feo cuando no te interesa ni un poco lo que te están contando a modo de monólogo! Me gustó tu blog!!
Saludos