martes, 15 de abril de 2008

Los regresos posibles

Después de un mes de ausencia me decidí a volver con una historia nueva y actual. No es como las que vine contando hasta ahora, cosas que pasaron hace unos años, sino que se podría decir que está contada en tiempo real. A lo mejor es algo bueno hasta para mi ir contando lo que pasa a medida que pasa, valga la redundancia.

El título de este post se refiere a mi regreso al blog y al regreso del protagonista de esta historia a mi vida. Eso pasó hace, más o menos, dos semanas. Volvió sin que lo llamase. Podría decirse que yo volví sin que me llamara también porque fue la casualidad la que nos juntó. Él no sabe quién soy. A mi no me molesta que no lo sepa (por ahora), lamento saber yo quién es él y no animarme a decirle nada.

Todo empezó hace muchos años, cuando empecé a descubrir internet. Duró unos meses, de julio a abril, más o menos, y nunca pasó de nivel hasta ese día hace dos semanas. Tampoco fue una relación muy profunda mientras nos conocíamos por internet: en aquel momento, la conexión de banda ancha no había llegado a todos los hogares así que nos escribíamos mails cada tanto. Los dos sabíamos del otro que vivíamos en el mismo barrio y nuestros nombres. Yo sabía de él su familia tenía un negocio en el centro. Y nada más.

Después de aquellos meses de mails, no hablamos más y no nos vimos nunca. Hasta que la casualidad y la urgencia me llevó a tener que comprar algo en el negocio de su familia y ahí estaba, atrás del mostrador. Nunca había ido a comprar ahí, solamente había pasado por la puerta pero desde la calle no se veía. Ahora estaba adentro; yo junto a la puerta mirando para todos lados como si hubiese algo digno de darme vergüenza y él en la suya porque no tenía idea de quién era yo, no era otra sino una clienta más.

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