viernes, 9 de mayo de 2008

Sorpresa...

Todavía no hablé con Lisandro. Algo más importante pasó en el medio. Algo que duró muy poco pero que estuvo bueno y la pasé bien.

No lo podía creer: mientras andaba llorando por los rincones por mi soledad y viviendo del pasado, el pasado mismo se presentó con nombre y apellido, en persona: apareció Lisandro. Eso no me sacó del estado anterior pero fue como una epifanía. ¿Qué hacía esta porción tan lejana del pasado en mi monótono presente? No sé.

Mi monótono presente se vio alterado por otra persona. Apareció Alejo, el chico de sistemas que le escapa a todos los cliches de la gente de sistemas. Por suerte. Después de un par de visitas extraordinarias a mi oficina por anormalidades en mi PC, me di cuenta que me gustaba pero que no me daba bola, como todos los demás. Así que ya me estaba por preparar para anotarlo en la lista imaginaria de "Hombres Que Me Gustan Pero Ni Me Registran" cuando pasó lo inesperado: me lo crucé en la calle, a una cuadra de mi casa.

No hay comentarios: